martes, 27 de noviembre de 2012
jueves, 22 de noviembre de 2012
Vaya mierda de héroes tenéis.
No me pidas ayuda, y no me grites, porque no voy a ir; no me transmitas tus penas psíquicamente, que el sentido telepático no lo domino aún y además no tengo el cuerpo para aguantarte, ni pañuelos para tu sudor ocular. Que sí, que soy un superhéroe, al menos a ratos. Con la empalagosa e insoportable capacidad melancólica de algún politoxicómano con guitarra y relaciones sociales monótonas.
No tengo mallas, ni capa, ni echo rayos por los ojos. Tengo una botella de tequila, pocas ganas de volar, y algo de aguante ante lo inexistente, -tú lo llamarás amor-. Estás dos gramos por encima de mi espacio aéreo, porque lo mío es ir saltando, y caerme de boca y comerme el suelo, -ya que no me dejas comerte a ti-. También sé ladrar, ladrarte y hacer que entiendo tus ladridos.
Nos vemos en un par de hostias. Yo me voy ya, que voy a empezar a vomitar, y no está socialmente aceptado que lo haga en tus zapatos.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Lloras, luego pagas. Pagas, luego existes.
Grisácea soledad te inundaba el rostro, tetrahidrocannabinol y etanol la sangre, versos ladrados la piel.
Y decían que la tal Grisácea Soledad estaba bastante buena, y que le iban las noches locas, la locura en sí misma más bien. Pero no hay un ser humano lo suficientemente loco como para marcar los límites de la cordura, así que respira hondo, y abróchate el cinturón, porque este viaje promete.
Te hablaban de aullidos mañaneros, de cacareos nocturnos, y de seguros de muerte que no incluyen la vida en sus labios, ni bajo su ombligo; y para colmo te dicen que tus bolsillos son muy estrechos, y que vas a tener que volver a prostituir tus ideales, a asumir y a no pensar,-televisión lo llaman-.
A lo que iba, que Grisácea Soledad necesita de tu respiración asistida, así que ya estás empezando a morirte, que sus bragas valen más que tu orgullo. Cuando termines de pagar, puedes empezar a agonizar.
martes, 20 de noviembre de 2012
Quiero estar hecho de gominolas.
Mírame. Fíjate bien.
Ahora que soy quien no quise ser me quiero. Es para reírse, y puestos a reír, mejor de mi reflejo. Ahora que soy de sangre fría, al menos hasta que enciendas la estufa, o te quites la ropa, ahora, reafirmo lo que siempre dije, que mejor solo que en buenas manos. Ahora no me importa ni la importancia, respiro para seguir agonizando en mi infelicidad sonriente, y porque me acuerdo de que tengo que seguir siendo un pringado. Y sigo diciendo que las leyes están para cumplirlas, otra cosa es que no quiera hacerlo. Y no me mira ni la ilusión, ni la esperanza, ni sus pupilas, y a mí me da igual, porque me perdí en la ilusión de alguna canción de Marea, o tal vez porque el Cutty Shark está barato en exceso y borra recuerdos. Y aquí me ves ladrando tinta, sin ganas de hacer las paces con tu sexo.
A ver si te enteras de una vez de que eres sociedad, y vomitas asfalto en cada esquina. Y entérate también de que no sabes nada, y crees que sabes todo cuando quemas rastrojos en un canuto de papel.
He perdido las ganas de ganar y las ganas de tener ganas.
Pero bueno, aún me quedan la vergüenza, las formas, algo de carne y una nevera con hielos pa' los cubatas.
Ahora, si quieres, deja de mirarme.
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